La dif¨ªcil petici¨®n del Barcelona
Una vez que Rubiales ha abierto la ventanilla y ha despachado dos nuevos t¨ªtulos nacionales para D¨¦por y Levante, el club azulgrana ha visto oportuno reclamar como trofeo su Liga del Mediterr¨¢neo de 1937
Una vez que Rubiales ha abierto la ventanilla y despachado dos nuevos t¨ªtulos nacionales homologando como Campeonato de Espa?a el Concurso Espa?a ganado por el D¨¦por en 1912 y la Copa de Espa?a Libre del Levante-Gimn¨¢stico en 1937, el Bar?a ha visto oportuno reclamar como t¨ªtulo nacional su Liga del Mediterr¨¢neo, tambi¨¦n de 1937.
La temporada 36-37 comenz¨® donde se pudo (en Catalu?a y Levante entre otras zonas) con los campeonatos regionales. El Madrid solicit¨®, a trav¨¦s de su entrenador, Paco Bru, exjugador del Bar?a y del Espanyol, participar en el catal¨¢n, cosa que estuvo a punto de conseguir; incluso instal¨® 16 jugadores en un caser¨®n alquilado en El Masnou, pero finalmente el Bar?a lo impidi¨®. Tras los campeonatos regionales se ven¨ªa jugando la Liga y despu¨¦s de esta, la Copa. Ante la imposibilidad de jugar la liga nacional, el inquieto presidente del Valencia, Rodr¨ªguez Tortajada, propuso a primeros de 1937 hacer una entre valencianos y catalanes. Las discusiones sobre qui¨¦n participar¨ªa se alargaron. La Divisi¨®n A catalana constaba de seis equipos y los dos ¨²ltimos del reciente campeonato, Sabadell y Badalona, deb¨ªan jugar la permanencia con los primeros de la Divisi¨®n B, pero el tiempo se echaba encima y se decidi¨® iniciar la liga con s¨®lo cuatro equipos por regional: Barcelona, Espanyol, Girona, Granollers, Valencia, Levante, Gimn¨¢stico y Castell¨®n.
Se inici¨® el 31 de enero y se complet¨® con relativa normalidad. Lo de relativa viene porque sobre la marcha se endurecieron las condiciones de reclutamiento persiguiendo escaqueos y se abrieron nuevas quintas, de modo que bastantes jugadores fueron llamados a filas y otros salieron como pudieron a Francia. Esas bajas se fueron cubriendo con n¨¢ufragos de otras zonas llegados en busca de actividad y sueldo.
A falta de dos jornadas el Espanyol era l¨ªder con tres puntos, pero perdi¨® por 2-0 ante el Bar?a en Les Corts un partido pol¨¦mico en el que abandon¨® el terreno cuando le fue expulsado Lecuona. En la ¨²ltima, el Bar?a bati¨® 5-1 al Gimn¨¢stico y el Espanyol cay¨® en Mestalla 4-3.
Esta ¨²ltima jornada se disput¨® el 2 de mayo, fecha oportun¨ªsima, porque el 3 se producir¨ªa el asalto de los militantes del PSUC a la Telef¨®nica, gran feudo de los anarquistas de la CNT, dando lugar a esos d¨ªas turbulentos que tan bien describe George Orwell en su Homenaje a Catalu?a. El Bar?a se fue poco despu¨¦s de gira por Am¨¦rica, raz¨®n por la que no participar¨ªa en la Copa de Espa?a Libre.
Ese nombre de Copa de Espa?a Libre (cuyo trofeo guardaba el Levante y reentreg¨® simb¨®licamente Rubiales el viernes) conten¨ªa una intenci¨®n de t¨ªtulo nacional del que esta Liga Mediterr¨¢nea carece. Una dificultad a?adida frente a las que ha superado la Copa del Levante, la principal de las cuales era que no fue organizada por la Federaci¨®n Espa?ola, inactiva desde la circular de 3 de octubre de 1936 de su presidente incautador, Jos¨¦ Mar¨ªa Mengual, en la que suspend¨ªa ¡°todas las competiciones oficiales dependientes de la Nacional¡± y nunca revocada. El Levante defendi¨® que la tutela de Ricardo Cabot, secretario de la Federaci¨®n instalado en Barcelona, que tambi¨¦n tutel¨® la Liga Mediterr¨¢nea, daba legitimidad. Hombre eficiente, volver¨ªa a ser secretario de la Federaci¨®n Espa?ola a partir de 1946.
Este ¨²ltimo trofeo, el que reclama el Barcelona, no existe. O fue destruido por la bomba que el 8 de marzo de 1938 cay¨® en la sede del Bar?a de Consejo de Ciento, 331, o se perdi¨®, se rob¨® o fue fundida en la requisa de plata en favor de la Iglesia para reponer c¨¢lices robados. En recuerdo de aquellas copas de anta?o el Museu exhibe una gran Copa de Tots que Carlos Barnils regal¨® al club en 1964.